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Historia y leyenda de Tenerife
 
Los primeros habitantes conocidos de Tenerife fueron los Guanches, un pueblo prehispánico del que todavía se conservan importantes vestigios históricos, topónimos y nombres propios.
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  La conquista del archipiélago se había iniciado formalmente en 1402, con las incursiones de Jean de Bethencourt y Gadifier de la Salle, en nombre de Enrique III, en Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, tierras que anexionaron con cierta facilidad a Castilla. Fernán Peraza hizo lo propio con La Gomera.

Tenerife es la última isla que se conquista, ya para los Reyes Católicos. La lucha es sangrienta y los españoles, mandados por el adelantado Alonso Fernández de Lugo sufren alguna que otra derrota espectacular, como la de La Matanza en 1494. Un año después, Fernández de Lugo regresa con un nuevo ejército y cambia la suerte en el campo de batalla.

Algunos menceyes se alían con los invasores. Otros, prefieren el suicidio antes que la capitulación, como Bentor. Con la victoria sobre Bencomo, mencey de Taoro -lo que hoy se llama Valle de La Orotava- en 1496, finaliza la conquista de Tenerife y de Canarias.

La forzada entrada de las islas en la Historia -cuando aún dura la lucha en Tenerife, Cristobal Colón recala en la Gomera, procedente de Palos, antes de continuar su providencial ruta-, no implica de momento, una pérdida del carácter fantástico y legendario de estas tierras para la perspectiva europea.

Una anécdota. El primer hombre que viajó a la Luna, en la literatura moderna, lo hizo desde el Pico del Teide. Era el sevillano Domingo González, héroe del relato de Francis Goldwin "A man in the moon" y el novelado suceso ocurrió en 1600.

A lo largo del tiempo, Canarias ha estado unida a América como paso obligado de las naves hacia el nuevo continente. Los canarios participaron activamente, como colonos, en el nacimiento de naciones y ciudades.

Fueron familias isleñas, por ejemplo, quienes fundaron las ciudades de Montevideo y de San Antonio de Texas; en la lista de defensores del Alamo abundan los apellidos netamente canarios.

El comercio exterior y la riqueza agrícola del archipiélago -los vinos de malvasía se convierten en los más famosos y apreciados del mundo-, además de su situación estratégica, convocan una afluencia variopinta y cosmopolita compuesta por españoles, portugueses, ingleses y gente de los paises bajos que dan origen a la población actual de las islas.

Pero por idénticas razones, el archipiélago está en constante punto de mira de piratas y potencias extranjeras. Las escaramuzas se suceden.

En 1797 el almirante Nelson trata de tomar, con sus naves, Santa Cruz de Tenerife. Es derrotado por el general Gutiérrez y pierde un brazo en la batalla. Las cartas y los obsequios que se cruzan los mandos de las tropas combatientes, antes de que Horacio Nelson abandone las aguas tinerfeñas, son un testimonio del carácter hospitalario y cordial de los isleños, incluso en la guerra.

A través de toda su historia, las Islas Canarias, debido a su situación geográfica, han mantenido ciertas particularidades económicas y administrativas con respecto al resto del territorio nacional.

En épocas recientes, estas diferencias se plasmaron en la ley de puertos francos de finales de siglo pasado (1872), en la creación de los Cabildos Insulares, vienen a ser una especie de gobiernos insulares (1912) y con la puesta en marcha de la ley de Régimen Económico-Fiscal especial para el archipiélago.

En 1982 Canarias se convierte en Comunidad Autónoma y, en 1986, se integra, con el resto del Estado Español, en la Comunidad Económica Europea a través de un modelo diferenciado.
 

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La Laguna
Santa Cruz de Real Cédula
 
 
Plano de la ciudad de
La Laguna de Leonardo Torriani. Siglo XVI
Santa Cruz de Real Cédula, firmado por la
Reina Juana I de Castilla
 
  Consecuencias de la piratería
Los ataques piratas a villas y puertos con fines de capturar tesoros o apoderarse de víveres y vinos se traducen en incendios, saqueos y muertes; ello obliga a militarizar las islas con las consiguientes cargas sobre la población, y como medida de precaución, las villas y poblados se asientan en lugares no visibles desde la costa.
Por otro lado, muchos archivos y obras de arte desaparecen por los incendios, provocados por los corsarios. Sin embargo no siempre las escuadras piratas venían en son de rapiña. Muchas veces lo hacían con la finalidad de practicar el contrabando con los naturales isleños; ciertos magnates canarios debieron su fortuna a este comercio clandestino con los piratas a lo que las autoridades hacían la vista gorda.
La cuestión era sobrevivir en un espacio insular a medio camino entre las colonias americanas y la metrópoli española. Otras veces, los ataques tenían sencillamente motivaciones políticas.
 
 
Belen de la Familia Lercaro
Le Canarien
 
 
Belén de la Familia Lercaro
Le Canarien
 

 

Historia y leyenda de Tenerife